La tentación de tocarse los granos es casi universal. Todos hemos sentido esa necesidad de intervenir en la piel, ya sea para aliviar la incomodidad o por simplemente querer ver resultados inmediatos. Sin embargo, actuar de esta manera a menudo trae más problemas que soluciones. A continuación, analizamos por qué es crucial evitar tocarse la cara y cómo manejar adecuadamente las imperfecciones de la piel.
Por qué no tocarse los granos
Tocar los granos puede parecer una solución rápida, pero las consecuencias pueden ser desastrosas. La principal razón para evitar esta acción es el riesgo de infecciones y cicatrices. Cuando utilizamos nuestras manos, que están en constante contacto con bacterias y gérmenes, transferimos estas impurezas a la piel. Esto puede provocar una inflamación mayor y complicaciones adicionales.
Además, al intentar exprimir un grano, es posible que no logremos eliminar todo el contenido. Esto puede resultar en una inflamación persistente y en la aparición de nuevos granos. La piel también puede sufrir daños, dejando marcas o manchas que pueden ser difíciles de eliminar.
En un estudio de la Universidad de Georgetown, se observó que "poco después de reventar un grano, este reaparece, frecuentemente más rojo e irritado". Este fenómeno resalta la importancia de dejar que los granos sanen por sí solos.
Impacto del acné en la vida diaria
El acné no solo afecta la estética, sino que también puede tener un impacto emocional significativo. Este trastorno cutáneo es común entre los jóvenes, especialmente entre los 11 y 35 años. La presión social y los estándares de belleza pueden acentuar la ansiedad y la autoestima baja en quienes sufren de acné.
- Los adolescentes pueden experimentar bullying o problemas de socialización debido a su apariencia.
- Los adultos jóvenes pueden enfrentar dificultades en el ámbito laboral o en las relaciones personales.
- El acné puede llevar a problemas psicológicos, como depresión o ansiedad.
Por tanto, es esencial abordar el acné desde una perspectiva no solo física, sino también emocional.
Consecuencias de tocarse la cara con las manos sucias
Las manos son un vehículo para las bacterias. Cuando tocamos nuestra cara con manos no limpias, introducimos microorganismos que pueden agravar los problemas cutáneos. Esto es especialmente problemático en áreas como la nariz, la boca y los ojos, donde la piel es más sensible.
Las consecuencias pueden incluir:
- Infecciones cutáneas que pueden requerir tratamiento médico.
- Aumento en la producción de sebo, lo que puede resultar en más brotes de acné.
- Empeoramiento de condiciones preexistentes, como el eczema o la rosácea.
Cómo dejar de tocarse los granos
Superar la compulsión de tocarse los granos puede ser un desafío, pero hay estrategias efectivas que pueden ayudar:
- Identificar los desencadenantes: Mantén un diario para registrar cuándo y por qué te tocas la cara.
- Usar recordatorios físicos: Coloca notas adhesivas en lugares visibles para recordar no tocarse la cara.
- Mantener las manos ocupadas: Utiliza una pelota antiestrés o cualquier otra cosa que mantenga tus manos ocupadas.
Implementar estos pasos puede ayudar a disminuir la necesidad de tocarse la cara y, por ende, mejorar la salud de la piel.
¿Qué hacer si tienes un grano inflamado?
Si te encuentras en una situación en la que no puedes evitar la tentación de tocar un grano, es importante hacerlo de la manera más segura posible. Aquí hay algunos pasos que puedes seguir:
- **Lávate las manos:** Antes de cualquier cosa, asegúrate de que tus manos estén limpias.
- **Prepara la piel:** Aplicar vapor en la zona durante 10 minutos para abrir los poros.
- **Utiliza herramientas adecuadas:** Si decides seguir adelante, utiliza una lanceta estéril y gasas.
- **Desinfecta:** Aplica un antiséptico en la zona afectada después del procedimiento.
Sin embargo, lo más recomendable es dejar que el grano se resuelva por sí solo para evitar complicaciones.
El dilema de exprimir o no los granos
Una de las preguntas más frecuentes es si es mejor exprimir los granos o no. La respuesta corta es que, generalmente, es mejor evitarlo. Si bien algunas personas creen que liberar el pus proporcionará alivio, en realidad, esto puede causar más daño.
- Exprimir un grano puede causar inflamación.
- La técnica incorrecta puede dejar cicatrices.
- El riesgo de infecciones aumenta significativamente.
Por lo tanto, es aconsejable consultar con un dermatólogo para obtener orientación sobre el tratamiento del acné.
Cuándo buscar ayuda profesional
Si el acné es severo o persistente, es fundamental buscar ayuda de un especialista. Un dermatólogo puede evaluar tu situación y recomendar un tratamiento adecuado, que puede incluir:
- Medicamentos tópicos o sistémicos.
- Tratamientos estéticos, como peelings químicos o terapia láser.
- Orientación sobre el cuidado de la piel y productos adecuados para tu tipo de piel.
La intervención profesional puede marcar la diferencia en la salud de tu piel y en tu bienestar emocional.
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